Zidane se movía con la armonía de un solo ser con el balón. Cada gesto suyo era pura maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con pasión desbordante. Sus pases eran de una perfección pasmosa, como https://sairaticw100553.newbigblog.com/45074314/razones-ocultas-del-cabezazo-de-zidane